lunes, 18 de julio de 2022

No soy tu dueño

 Desde la muerte de mi primer mascota en la infancia; entendí que, como una vez alguien escribió; llega un momento de está relación tan leal, en el que dejas de percibir que, en realidad tú eres el que está siendo domesticado, no tu perro, no tu gato, tú, y llegamos a ese punto en el que si ellos no están bien, tu no lo estás, peor tantito si uno de ellos fallece. Te das cuenta que no eres su dueño, que nunca lo fuiste, solo decidiste compartir tu vida con ese ser vivo que habita esta tierra, y entre millones de vidas, esas en especifico fueron caprichosas para juntarse y simplemente, dos individuos de distinta especie, pero a la vez tan parecidos, unen sus vidas para acompañarse. Malos somos nosotros que, en nuestro ajetreo humano, muchas veces los ponemos en segundo lugar, verosímiles somos, pues... para ellos nosotros somos una prioridad, nunca más vuelvo a cometer el error de abandonar a quien conmigo es siempre leal. 

Ahora viene arrepentirme por mis malas decisiones, y se todo el trasfondo de..... pude haber hecho todo distinto pero no quise en ese momento y eso... me carcome el pensamiento, el sentimiento y el hecho. Y se que yo merezco más la muerte que cualquiera de mis compañeros de vida. Deseo que ahora en el otro plano, tu vida esfumada se reintegre y resulte estar contento y que me perdones por muchas veces verte solo como un perro, nunca dude de tu belleza, de tu lealtad, de tu amor tan incondicional, pero soy un humano, y como todos, merezco más la muerte que tú. Te veré en el Mictlán y ahí si tu quieres me podrás castigar. Yo te pertenecía y aún así yo no te merecía, por que valías el cielo y yo a veces ni un centavo. Podrás volver a tu origen, pero siempre te voy a extrañar por que siempre fuiste súper chido. 


Para ti, mi perro salchicha y broncudo y tierno Buster.