y escritos amargos
Crecí con el televisor
y quimeras rotas
Crecí oyendo cosas sin quererlas
aprendí malas mañias;
ahora aprendo a quemarlas pues no son naturalmente mías
Sigo viva para recibir dicha
y llorar el inforturnio de vivirla
Las ardientes cadenas pesan en la inocencia
de una curiosidad perversa
Y si el pecado tanto pesa
yo debería hundirme en el bucle de una asquerosa existencia
Y aquí estoy
comiendo caramelos
para olvidar la injusticia de la vida