La noche dentro de mi corazón.

Hace tiempo que la poesía ya no me seducía 

No es que te haya dejado de ver

Es solo que te perdí en la absoluta obscuridad 

Aquella visión negra que se aferra a mis ojos 

Regresa así la ignore o la auyente mil veces 

Pero tantas veces mientras la plata derretía mis lágrimas 

Al final del día sabía que solo tu podías entenderme 

Ya no importaba si estabas escrita o únicamente dándole calor a mi dolor

En las dos; sentía confort. 

Creí que podía hacer esto sin ti,

Pero quien soy para mentir 

Que sin ti...

Mi muerte paulatina sería más infortuna.

Contigo puedo seguir exhalando la fantasía 

De la cual soy adicta 

Entonces, no luzco bien ante la sociedad

Pero debo confesarte que eso ya me importa una mierda 

No podrían entender jamás la lucidez que poesees una vez estallas dentro de mi cerebro.

 “Algunas aves no nacen para estar encerradas, eso es todo.

Sus plumas son muy brillantes y sus canciones muy dulces y salvajes.

Así que las dejas ir, o cuando abres su jaula para alimentarlas, de alguna forma se escapan y vuelan.

Y la parte de ti que sabe que está mal tenerlas prisioneras se alegra, pero aún así, el lugar donde vives se siente vacío luego de su partida”,

Stephen King.

un poco sobre mi.

Ya no existo

 Si algún día ya no estoy, sabrán todo lo que llegué a pensar y a imaginar... leeran lo que escribía por curiosidad, por morbo, que se yo, ya no me importará. 

Si algún día ya no estoy, moriré con el amor fresco e inconmensurable que le tengo a mi hijo.

Si algún día ya no estoy, me iré con la selección de los mejor recuerdos.

Si algún día ya no estoy, habré escrito todo y casi nada de lo que quise decir.

Si algún día ya no estoy, será por que ya no había más que hacer con mi tiempo.

Si algún día ya no estoy, habré amado como nunca amé a un hombre como al padre de mi hijo.

Si algún día ya no estoy, quien me quiera llorara por amor y no por arrepentimiento o compromiso.

Si algùn dìa ya no estoy... el dolor se habrá ido con la muerte.

Nací en el pecado

Crecí con inseguridades

y escritos amargos

Crecí con el televisor

y quimeras rotas

Crecí oyendo cosas sin quererlas 

aprendí malas mañias;

ahora aprendo a quemarlas pues no son naturalmente mías 

Sigo viva para recibir dicha

y llorar el inforturnio de vivirla

Las ardientes cadenas pesan en la inocencia

de una curiosidad perversa 

Y si el pecado tanto pesa

yo debería hundirme en el bucle de una asquerosa existencia 

Y aquí estoy

comiendo caramelos

para olvidar la injusticia de la vida

vacio

En lo oculto de un mar negro, se escondía una esfera luminosa. Entre la acuosa consistencia me sumergi y ví levitando una esfera. La tomé con temor; y se hundió en la palma mi mano, diluyendose entre mis venas, ahora mi silueta iluminaba la profundidad, brillaba al par que los animales venenosos del mar, luminicentes e inigualables. 

Dejé de sostener el aire y permaneci como pez en el agua. De pronto un mieo penetró mis ojos y decidí extriparme la sangre que iluminaba mi cuerpo. Con mi colmillo rebane mi muñeca y el líquido comenzó a derramarse tiñendo de luz el agua salina, el placer del líquido abandonando mi cuerpo era inexplicable, el dolor inexistente. Y mientras se vaciaba mi cuerpo el líquido vital; sentía el calor arrullandome en un trance, elevando y comprimiendo mi pensamiento. La última gota abandono mi sistema, el frio enardecio y me hundi hasta el infinito en una paz de la nada.

así, de temporada

Esta clase de tristeza regresa de vez en cuando, ya casi me acostumbro a ella, la soledad siempre tiene la virtud de revelarme verdades, este humo y el líquido embragiante tiene una virtud que no podemos negar, es entumecer este malestar y aún que siempre quiera desear desaparecer, nunca logro perecer, soy como una hierva perene, solo tengo sed y necesita sobre mi cuerpo llover, brindarme tranquilidad y yo sabré que hacer, hasta entonces déjame volar dentro de mis sueños.